- ¡¡Salí de ahí!!
Micaela vino corriendo y la abracé, tratando de que nada pudiera herirla, pero los ataques no cesaban.
Yo desesperada, trataba de cubrirla más y más, mientras sus perversos proyectiles abrían mi carne, y de allí brotaban deliciosos ríos de sangre.
Aquel monstruo, deseoso de mi vida, de mi cordura, se nos acercaba, para perpetuar un esclavo más, o quizás dos, con la pequeña.
No podía permitirlo, simplemente no podía. Me levanté y lo enfrenté. Nunca tuve tanto valor de hacerlo, pero nunca sentí tanto miedo de perderlo todo.
Mica corrió, hasta que ya no pude verla, me tranquilicé. Si yo me convertía en una parte del siniestro, éste ya no podría tomarla.
Su mirada aterrorizadora penetraba todos los rincones de mi mente, sentía como mis recuerdos más profundos eran violados por esa maldad sin escrúpulos. Cuando quise responder a su ataque me encontraba en mi cama, estaba recordando nada más. Salí de mi cuarto y me encontré nuevamente con ese mundo de fantasía, de paredes increíblemente altas, pianos extraordinariamente grandes y pisos relucientes, que cada tanto en tanto encontrabas partes opacas, coloradas, de olores nauseabundos. Un lugar oscuro, donde escuchaba los gritos de las almas perdidas, pidiendo piedad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario