A veces se plantea que la igualdad animal es una idea utópica, que es imposible que todo el mundo sea vegano, que siempre se ha explotado a los animales y que se seguirá haciendo... pero que no podamos erradicar una injusticia por completo no justifica que participemos en ella. Aunque no los veamos, los laboratorios donde ensayan nuevos fármacos, los mataderos, las redes de pesca, están ahí y continúan suponiendo la muerte y sufrimiento de millones de animales cada hora. Podemos cambiar el destino de miles de individuos si dejamos de participar en su explotación. Cuando decidimos no consumir productos de origen animal, no vestirnos con su piel o pelo, no acudir a espectáculos que los utilicen, la igualdad animal deja de ser utópica para convertirse en realidad. Realidad para todos los animales que no morirán para acabar en nuestro plato o en nuestros pies convertidos en zapatos. Realidad porque supone un escalón más hacia el cambio social que buscamos: el fin de la discriminación hacia los demás animales: el fin del especismo.
Uno de los pasos más importantes y eficientes para ayudar a los demás animales es dejar de utilizarles. La demanda que realizamos de productos y servicios que provienen de su utilización como recursos hace que estos sean criados, confinados y matados. Pensemos un momento en Inglaterra, donde hay más de 250.000 veganos. Pensemos que mañana deciden todos comer animales. Está claro que tendrían que ser criados y matados muchísimos más animales para satisfacer esa demanda. Esto nos indica que cada vez que alguien se hace vegano, está en cierta forma salvando la vida a muchos otros animales que padecerían diversos sufrimientos y finalmente serían matados por sus hábitos de vida.
A diferencia de otros movimientos de liberación, en éste los individuos oprimidos no pueden amotinarse,organizar manifestaciones... son esclavos desde el momento en el que nacen hasta el que mueren. Miles de animales mueren cada segundo, es necesario y urgente que alcemos la voz por ellos, que contribuyamos a que más gente cuestione el especismo y lo supere. Hablar con nuestros amigos o familiares sobre el tema, organizar una charla en nuestro instituto, dejar folletos en bibliotecas, pedir que en el restaurante de la facultad haya opción vegetariana, son actos que sin duda ayudan a infinidad de ellos. Cuanto más acceso tengamos a información, más probabilidades habrá de que otros pongan fin a su utilización.
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